Entrevista de Jon Rappoport a un ex investigador de vacunas (Dr. Mark
Randall es el seudónimo de un investigador de vacunas que trabajó por muchos
años en los laboratorios de importantes compañías farmacéuticas y en el
Instituto Nacional de la Salud del gobierno de los Estados Unidos).
Pregunta: En una época, usted estuvo seguro de que las vacunas eran el sello
distintivo del la buena medicina.
Respuesta: Sí, lo estuve. Ayudé a desarrollar algunas vacunas. No diré cuáles.
P: ¿Por qué no?
R: Deseo preservar mi privacidad.
P: ¿De modo que usted piensa que podría tener problemas si hablara
públicamente?
R: Creo que podría perder mi pensión.
P: ¿Por qué motivos?
R: Los motivos no importan. Esta gente tiene maneras de ocasionarle
problemas a uno, cuando usted fue en otro tiempo miembro del Club. Conozco una
o dos personas que fueron puestas bajo vigilancia, que fueron acosadas.
P: ¿Acosadas por quién?
R: Por el FBI.
P: ¿Realmente?
R: Seguro. El FBI utilizó otros pretextos. La IRS ( la Tesorería de los
USA, de la cual depende, entre otras costas, el cobro de impuestos) puede venir
de visita también.
P: Allá va la libertad de palabra.
R: Yo fui parte del “círculo íntimo”. Si ahora comienzo a dar nombres y
a hacer acusaciones específicas contra investigadores, me encontraría en un
mundo de disturbios.
P: ¿Qué se encuentra en el fondo de estos esfuerzos de acoso?
R: Las vacunas son la última defensa de la medicina moderna. Las vacunas
son la máxima justificación de la “brillantez” general de la medicina moderna.
P: ¿Usted cree que a la gente se le debería permitir elegir si desean o
no que se les apliquen vacunas?
R: En un nivel político, sí. En un nivel científico, la gente necesita
información, para que puedan elegir bien. Una cosa es decir que la elección es
buena. Pero si la atmósfera está llena de mentiras, ¿cómo puede usted elegir?
También si la FDA (Food and Drug Administration, Administración de los
Alimentos y los Medicamentos) fuera conducida por personas honorables, estas
vacunas no obtendrían licencias. Serían investigadas hasta una pulgada de sus
vidas.
P: Hay historiadores médicos que dicen que la declinación general de las
enfermedades no se debió a las vacunas.
R: Lo sé. Durante largo tiempo, ignoré su trabajo.
P: ¿Por qué?
R: Porque estaba atemorizado de lo que podría descubrir. Yo estaba en el
negocio de desarrollar vacunas. Mi subsistencia dependía de seguir trabajando.
P: ¿Y entonces?
R: Hice mi propia investigación.
P: ¿A qué conclusión llegó?
R: La declinación de las enfermedades se debe a condiciones de vida
mejoradas.
P: ¿Qué condiciones?
R: Agua más limpia. Sistemas de cloacas avanzados. Nutrición. Alimentos
más frescos. Una disminución en la pobreza. Los gérmenes pueden estar en todas
partes, pero si usted está saludable, no contrae las enfermedades con tanta
facilidad.
P: ¿Qué sintió cuando usted concluyó su propia investigación?
R: Desesperación. Sentí que estaba trabajando en un sector basado en una
colección de mentiras.
P: ¿Algunas vacunas son más peligrosas que otras?
R: Sí. La inyección de DPT (difteria, tétanos y tos ferina), por
ejemplo. La MMR (vacuna triple viral, sarampión, tétanos y rubéola). Pero
algunos lotes de una vacuna son más peligrosos que otros lotes de la misma
vacuna. En lo que a mí respecta, todas las vacunas son peligrosas.
P: ¿Por qué?
R: Varias razones. Implican al sistema inmunológico en un proceso que
tiende a comprometer la inmunidad. Pueden causar de hecho la enfermedad que se
supone previenen. Pueden causar otras enfermedades distintas de las que se
supone previenen.
P: ¿Por qué se nos citan estadísticas que parecen probar que las vacunas
han sido tremendamente exitosas en la eliminación de enfermedades?
R: ¿Por qué? Para dar la ilusión que estas vacunas son útiles. Si una
vacuna suprime los síntomas visibles de una enfermedad como el sarampión, todo
el mundo supone que la vacuna es un éxito. Pero, bajo la superficie, las
vacunas pueden dañar al sistema inmunológico mismo. Y si ocasionan otras
enfermedades -por ejemplo, meningitis- el hecho es disimulado, porque nadie
cree que la vacuna puede hacer eso. Se pasa por alto la conexión.
P: Se dice que la vacuna contra la viruela barrió con la viruela en
Inglaterra.
R: Sí. Pero cuando uno estudia las estadísticas disponibles, uno obtiene
otro enfoque.
P: ¿Cuál es?
R: Hubo ciudades en Inglaterra donde la gente que no se vacunó no tuvo
viruela. Hubo lugares donde la gente vacunada experimentó epidemias de viruela.
Y la viruela ya estaba declinando antes de la introducción de la vacuna.
P: ¿Así que usted afirma que se nos ha brindado una historia falsa?
R: Sí. Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Es una historia que ha
sido elaborada para convencer a la gente que las vacunas son invariablemente
seguras y efectivas.
P: Ahora bien, usted trabajó en laboratorios, donde la pureza era una
cuestión de hecho.
R: La gente cree que estos laboratorios, estas instalaciones de
fabricación, son los lugares más limpios del mundo. Esto no es verdad. La
contaminación ocurre todo el tiempo. Usted tiene toda clase de deshechos
introducidos en las vacunas.
P: ¿Por ejemplo el virus SV40 del mono que se deslizó en la vacuna
antipoliomielitis?
R: Bueno sí, eso sucedió. Pero eso no es lo que yo quiero decir. El SV40
entró en la vacuna antipolio, porque la vacuna fue fabricada utilizando riñones
de mono. Pero estoy hablando de otra cosa. Las condiciones de hecho de los
laboratorios. Los errores. Los errores por descuido. El SV40, que luego fue
hallado en algunos tumores cancerosos, eso fue lo que yo llamaría un problema
estructural. Fue una parte aceptada del proceso de fabricación. Si usted
utiliza riñones de mono, usted abre las puertas a gérmenes que usted desconoce
que están en esos riñones.
P: O.K. pero ignoremos por un momento esa distinción entre diferentes
tipos de contaminantes. ¿Qué contaminantes halló usted durante sus largos años
de trabajo con las vacunas?
R: Bien. Le daré algunos de los que encontré, y le daré también lo que
mis colegas hallaron. He aquí una lista parcial. En la vacuna antisarampionosa
Rivanex, hallamos varios virus del pollo. En la vacuna de la polio, hallamos la
ameba acantameba, que es una ameba llamada “comedora de cerebro”. En la vacuna
de la polio, hallamos citomegalovirus de simios. Hallamos virus espumoso de los
simios en la vacuna rotavirus. Virus del cáncer de los pájaros en la vacuna
MMR. Varios microorganismos en la vacuna contra el ántrax. He hallado
inhibidores de enzimas potencialmente peligrosos en varias vacunas. Virus del
pato, del perro y del conejo en la vacuna contra la rubéola. Virus de leucosis
aviaria en la vacuna antigripal. Pestivirus en la vacuna MMR.
P: Déjeme que pase esto en limpio. ¿Estos son todos contaminantes que no
se corresponden con las vacunas?
R: Así es. Y si uno trata de calcular qué daño pueden causar estos
contaminantes, bueno, nosotros realmente no lo sabemos, porque no se han hecho
pruebas, o se han hecho muy pocas pruebas. Es un juego de ruleta. Uno toma sus
riesgos. Asimismo, mucha gente no sabe que algunas vacunas antipolio, vacunas
adenovirus, de la rubéola y de la hepatitis A y vacunas antisarampionosas han
sido hechas con tejidos tomados de fetos humanos abortados. He hallado lo que
creí eran fragmentos bacterianos y poliovirus en estas vacunas, de cuando en
cuando, que pueden haber procedido de ese tejido fetal. Cuando uno busca
contaminantes en las vacunas, uno puede encontrarse con material que es
curioso. Uno sabe que no debería estar allí pero uno no sabe qué es realmente
lo que uno ha hallado. He encontrado lo que creí era un “fragmento” muy pequeño
de cabello humano y también moco humano. He hallado lo que sólo puede ser
llamado “proteína extraña” que podría querer decir cualquier cosa. Podría
significar proteína de los virus.
P: Las campanas de alarma están sonando por todas partes.
R: ¿Cómo cree usted que me sentí? Recuerde, ese material va al flujo
sanguíneo sin pasar a través de algunas de las defensas inmunológicas
ordinarias.
P: ¿Cómo fueron recibidos sus hallazgos?
R: Básicamente, fue: no te preocupes, esto no se puede evitar. Al
fabricar vacunas, uno utiliza tejidos de varios animales, y así es como sucede
este tipo de contaminación. Por supuesto, no estoy siquiera mencionando los
químicos Standard, como el formaldehído, el mercurio y el aluminio que se
insertan a propósito en las vacunas.
P: Esta información es considerablemente pasmosa.
R: Sí. Y estoy mencionando sólo algunos de los contaminantes biológicos.
¿Quién sabe cuántos más hay? Hay otros que no encontramos porque no pensamos en
buscarlos. Si, por ejemplo, se ha utilizado tejido de un pájaro para fabricar
una vacuna: cuántos gérmenes posibles pueden estar en ese tejido. No tenemos ni
idea. No tenemos ni idea de qué podrían ser, o qué efectos podrían tener en los
seres humanos.
P: ¿Y más allá del tema de la pureza?
R: Uno está tratando con una premisa básicamente defectuosa con respecto
a las vacunas. Que ellas intrincadamente estimulan al sistema inmunológico para
crear condiciones para inmunidad respecto a una enfermedad. Esta es la premisa
mala. No funciona de esa manera. Se supone que una vacuna “crea” anticuerpos
que, indirectamente, ofrecen protección contra la enfermedad. Sin embargo, el
sistema inmunológico es mucho más amplio y está mucho más implicado que los
anticuerpos y sus “células asesinas” relacionadas.
P: ¿El sistema inmunológico es?
R: El cuerpo entero, en realidad. Más la mente. Uno podría decir que
todo es sistema inmunológico. Por esa razón uno puede tener, en medio de una
epidemia, individuos que permanecen sanos.
P: De modo que el nivel de salud general es importante.
R: Más que importante. Vital.
P: ¿De qué manera se presentan falsamente las estadísticas de las
vacunas?
R: Hay varios modos. Por ejemplo, suponga usted que 25 personas que han
recibido la vacuna de la hepatitis B presentan hepatitis. Bueno, la hepatitis B
es una enfermedad del hígado. Pero uno puede llamar enfermedad del hígado a
muchas cosas. Uno puede cambiar el diagnóstico. Entonces, uno ha ocultado la
causa real del problema.
P: ¿Y eso sucede?
R: Todo el tiempo. TIENE que suceder. Los médicos suponen
automáticamente que las personas que reciben vacunas NO contraen la enfermedad
contra la cual se supone ahora que están protegidas. Y eso es exactamente lo
que los médicos suponen. Vea usted, es un razonamiento circular. Es un sistema
cerrado. No admite fallas. No hay falla posible. Si una persona que recibió la
vacuna contra la hepatitis contrae hepatitis, o alguna otra enfermedad, la
suposición automática es: esto no tuvo nada que ver con la vacuna.
P: Durante los años en que usted trabajó en el campo de las vacunas:
¿cuántos médicos encontró usted que admitiesen que las vacunas eran un
problema?
R: Ninguno. Había algunos pocos que cuestionaban privadamente lo que
estaban haciendo. Pero nunca lo harían públicamente, incluso dentro de sus
compañías.
P: ¿Cuál fue el punto decisivo para usted?
R: Tenía un amigo cuyo bebé murió luego de una inyección de DPT.
P: ¿Usted investigó?
R: Sí, informalmente. Encontré que este bebé era completamente saludable
antes de la vacunación. No había motivo alguno para su muerte, a excepción de
la vacuna. Por supuesto, quería creer que el bebé había recibido una vacuna en
mal estado, de una partida mala. Pero a medida que investigué este asunto más a
fondo, hallé que esa no era la causa en este caso. Me vi arrastrado hacia una
espiral de dudas que se acrecentaban con el tiempo. Seguí investigando.
Encontré que, contrariamente a lo que yo pensaba, las vacunas no son probadas
en forma científica.
P: ¿Qué quiere usted decir?
R: Por ejemplo, no se hacen estudios a largo plazo respecto a ninguna
vacuna. El seguimiento a largo plazo no se hace de un modo cuidadoso. ¿Por qué?
Porque nuevamente, se supone que las vacunas no causan problemas. De modo que
por qué alguien controlaría. Además de esto, está definida una reacción a la
vacuna de manera que se dice que todas las reacciones malas ocurren muy pronto
luego que se aplica la inyección. Pero esto no tiene sentido.
P: ¿Por qué no tiene sentido?
R: Porque la vacuna obviamente actúa en el cuerpo por un largo período
de tiempo luego de su aplicación. Una reacción puede ser gradual. El deterioro
puede ser gradual. Los problemas neurológicos se pueden desarrollar a lo largo
del tiempo. Así lo hacen en diversas condiciones, incluso de acuerdo a un
análisis convencional. De manera que ¿por qué no habría de ser éste el caso con
las vacunas? Si el envenenamiento químico puede ocurrir gradualmente, por qué
no podría darse el mismo caso con una vacuna que contiene mercurio.
P: ¿Y esto es lo que usted halló?
R: Sí. Uno está tratando con correlaciones, la mayor parte del tiempo.
Las correlaciones no son perfectas. Pero si uno tiene a 500 padres cuyos hijos
han sufrido daño neurológico durante un período de un año luego de haber
recibido una vacuna, esto debería ser suficiente para desencadenar una
investigación intensa.
P: ¿Esto ha sido suficiente?
R: No. Nunca. Esto le dice algo a uno en forma inmediata.
P: ¿Qué es?
R: La gente que lleva a cabo la investigación no está realmente
interesada en observar los hechos. Suponen que las vacunas son seguras. De modo
que, si investigan, salen con exoneraciones de las vacunas. Ellos dicen “Esta
vacuna es segura”. Pero sobre qué basan estos juicios. Se basan en definiciones
e ideas que descartan de plano la condena de la vacuna.
P: Hay numerosos casos en los que una campaña de vacunación ha fallado.
En los que la gente ha contraído la enfermedad contra la cual había sido
vacunada.
R: Sí, hay muchos casos así. Y allí la evidencia simplemente es
ignorada. Es descartada. Los expertos dicen -si es que dicen algo- que se
trata tan sólo de una situación aislada, pero en conjunto, que la vacuna ha
demostrado ser segura. Pero si uno suma todas las campañas de vacunación en
donde se han presentado daños y enfermedad, uno comprende que NO SON
situaciones aisladas.
P: ¿Discutió usted los temas de los que estamos hablando con colegas,
cuando usted estaba todavía trabajando en el “sistema” de las vacunas?
R: Sí, lo hice.
P: ¿Qué pasó?
R: Varias veces se me dijo que me mantuviese quieto. Se me dijo
claramente que debería volver al trabajo y olvidar mis aprensiones. En algunas
pocas ocasiones, hallé miedo. Los colegas trataban de evitarme. Sentían que
podían ser caratulados como “culpables por asociación”. Caratulados con “culpa
por asociarse conmigo”. Me aseguré de no crear problemas para mí mismo.
P: Si las vacunas realmente causan daño: ¿por qué se las administra?
R: En primer término, no existe un “si”. Las vacunas realmente causan
daño. Es una cuestión más difícil decidir si causan daño en aquéllas personas
que parecen no mostrar daño alguno. . Allí uno está tratando con el tipo de
investigación que debería hacerse, pero que no se hace. Los investigadores
deberían estar tratando de descubrir una suerte de mapa, o carta de flujos, que
indique exactamente lo que las vacunas hacen en el cuerpo desde el momento en
que entran. Esta investigación no ha sido hecha. En cuanto a por qué se las
administra, podríamos sentarnos aquí por dos días y discutir todas las razones.
Como usted dijo muchas veces, en diferentes capas del sistema la gente tiene
sus motivos. Dinero, miedo de perder el trabajo, el deseo de hacer méritos ante
el “sistema”, prestigio, premios, promoción, idealismo erróneo, hábito impensado,
y así sucesivamente. Pero, en los niveles más altos del “cártel” médico, las
vacunas son una prioridad porque están debilitando el sistema inmunológico. Sé
que puede ser duro de aceptar, pero es la verdad. El “cártel” médico, en su
nivel más elevado, no se dedica a ayudar a la gente, se dedica a dañar a la
gente, a debilitarla. A matarla. En cierto punto de mi carrera, tuve una larga
conversación con un hombre que ocupaba un alto cargo gubernamental en una
nación africana. Me dijo que estaba muy consciente de esto. Me dijo que WHO
(Organización Mundial para la Salud ) está al frente de esos intereses de
despoblamiento. Hay una corriente subterránea digamos, en África, formada por
varios funcionarios que están tratando ansiosamente de cambiar la suerte de los
pobres. Esta red de gente sabe lo que está sucediendo. Ellos saben que las
vacunas han sido utilizadas, y lo siguen siendo, para destruir sus países, para
dejarlos maduros para ser tomados por los poderes “globalistas”. Tuve la
oportunidad de hablar con varias de estas personas de la red.
P: ¿Thabo Mbeki, el Presidente de Sud África, está al tanto de esta
situación?
R: Yo diría que está parcialmente al tanto. Quizás no está plenamente
convencido, pero está en camino de comprender toda la verdad. El ya sabe que el
HIV es un fraude. El sabe que las drogas contra el SIDA son venenos que
destruyen el sistema inmunológico. El también sabe que si habla, de cualquier
modo, respecto al tema de las vacunas, será tildado de loco. Tiene bastantes
problemas con relación a su posición respecto al tema del SIDA.
P: Esta red de la cual usted habla
R: Ha acumulado una gran cantidad de información respecto a las vacunas.
La cuestión es: cómo se montará una estrategia exitosa. Para esta gente, éste
es un asunto difícil.
P: ¿Y en las naciones industrializadas?
R: El “cártel” médico tiene un dominio completo, pero está disminuyendo.
Principalmente porque la gente tiene la libertad de cuestionar las medicinas.
Sin embargo, el asunto de la elección (el derecho de tomar o rechazar cualquier
medicamento) no toma impulso, estos mandatos venideros respecto a vacunas
contra las armas biológicas van a ganar la partida. Esta es una época
importante.
P: La furia con relación a la vacuna contra la hepatitis B parece un
buen camino.
R: Así lo pienso, sí. Decir que los bebés deben recibir la vacuna – y
luego, a renglón seguido, decir que las personas contraen hepatitis B por
contactos sexuales y agujas compartidas – es una yuxtaposición ridícula. Las
autoridades médicas tratan de cubrirse diciendo que unos 20.000 niños en los
Estados Unidos contraen cada año hepatitis B “por causas desconocidas” y que
por esta razón todos los bebés deben recibir la vacuna. Yo discuto esa cifra de
20.000 y los estudios que la respaldan.
P: Andrew Wakefield, el médico británico que descubrió la relación entre
la vacuna MMR y el autismo, acaba de ser despedido de su trabajo en un hospital
de Londres.
R: Sí, Wakefield brindó un gran servicio. Sus correlaciones entre la
vacuna y el autismo son pasmosas. Quizás sepa usted que la esposa de Tony Blair
está relacionada con la salud alternativa. Existe la posibilidad que a su niño
no le haya sido suministrada la MMR : Recientemente, Blair esquivó la pregunta
en una conferencia de prensa, y lo hizo parecer como si simplemente estuviera
objetando preguntas invasoras de su “vida personal y familiar”. De todos modos,
creo que su esposa ha sido amordazada. Creo que, si se le diera la oportunidad,
ella diría al menos que siente simpatía por todas las familias que han salido
al descubierto y han manifestado que sus niños fueron severamente dañados por
la MMR.
P: Los periodistas británicos deberían tratar de llegar a ella.
R: Han estado tratando. Pero yo creo que ella ha acordado con su esposo
mantenerse en silencio, suceda lo que suceda. Podría hacer mucho bien si
rompiese su promesa. Se me ha dicho que ella está bajo presión, y no solamente
de parte de su marido. En el nivel que ella ocupa, el MI6 y las autoridades
británicas de salud entran en escena. Se considera el tema como un asunto de
seguridad nacional.
P: Bueno, es seguridad nacional, una vez que uno entiende al “cártel”
médico.
R: Es seguridad global. El “cártel” opera en cada país. Guarda
celosamente la santidad de las vacunas. Cuestionar a estas vacunas está en el
mismo nivel que si un obispo del Vaticano cuestionase la santidad del
sacramento de la Eucaristía en la Iglesia Católica.
P: Sé que una celebridad de Hollywood que ha manifestado públicamente
que él no se aplicará una vacuna está cometiendo un suicidio de carrera.
R: Hollywood está poderosamente vinculado al “cártel” médico. Hay varias
razones, pero una de ellas es simplemente que un actor que es famoso puede
acarrear una vasta cantidad de publicidad si dice ALGUNA COSA. En 1992, estuve
presente en vuestra manifestación contra la FDA (Administración de alimentos y
medicamentos) en el centro de Los Ángeles. Uno o dos actores hablaron contra la
FDA. Desde entonces, a usted le resultaría sumamente difícil encontrar un actor
que haya hablado contra el “cártel” médico.
P: ¿Dentro del National Institute of Health (Instituto
Nacional de la Salud ) cuál es el estado de ánimo, cuál es el enfoque mental
básico?
R: La gente compite por el dinero para investigación. La última cosa en
la que pensarían es en desafiar el “statu quo”. Ya se encuentran en una guerra
intramuros por ese dinero. No necesitan más disturbios. Es un sistema muy
insular. Depende de la idea de que, en todos sentidos, la medicina moderna es
muy exitosa en cada frontera. Admitir problemas sistémicos en cualquier área es
sembrar dudas sobre la totalidad de la empresa. Uno podría por lo tanto que el
NIH es el último lugar en el cual uno podría considerar llevar a cabo una
manifestación. Pero justamente el reverso es cierto. Si cinco mil personas se
presentasen allí exigiendo una rendición de cuentas acerca de los beneficios
reales de ese sistema de investigación, exigiendo saber qué beneficios reales
para la salud han sido brindados al público a partir de los millares de
millones de dólares desperdiciados encaminados a esa institución, algo podría
desencadenarse. Una chispa podría dispararse. Uno podría conseguir, sin más
manifestaciones, toda suerte de resultados. Los investigadores — algunos —
podrían comenzar a filtrar información.
P: Una buena idea.
R: Gente de traje parada tan cerca de los edificios como lo permita la
policía. Gente en trajes de negocios, gente en ropa de jogging, madres y bebés.
Gente de buena posición. Gente pobre. Toda clase de gente.
P: ¿Qué hay acerca del poder destructivo combinado de ciertas vacunas
que se les da a los bebés en estos días?
R: Es una parodia y un crimen. No hay estudios reales de ninguna
profundidad que se hayan llevado a cabo respecto a este tema. Nuevamente, la
suposición es que las vacunas son seguras, y por lo tanto cualquier cantidad de
vacunas administradas juntas es igualmente segura. Por lo tanto el daño
potencial aumenta cuando se dan muchas de ellas en un corto período de tiempo.
P: Luego, tenemos la temporada de la gripe de otoño.
R: Sí. Como si solamente durante el otoño estos gérmenes flotaran a los
Estados Unidos desde Asia. El público se traga esa premisa. Si sucede en Abril,
es un resfrío severo. Si sucede en Octubre, es la gripe.
P: ¿Usted lamenta haber trabajado todos esos años en el campo de las
vacunas?
R: Sí. Pero luego de esta entrevista, lo lamentaré un poco menos. Y
trabajo de otras maneras. Doy información a ciertas personas, cuando pienso que
la utilizarán bien.
P: ¿Qué cosa es la que usted quiere que el público comprenda?
R: Que la carga de la prueba para establecer la seguridad y la
efectividad de las vacunas descansa sobre la gente que las fabrica y la
licencia para uso público. Sólo eso. La carga de la prueba no descansa sobre
usted o sobre mí. Y para prueba uno necesita estudios a largo plazo bien
diseñados. Uno necesita entrevistar a las madres y prestar atención a lo que
las madres dicen respecto a sus bebés y a lo que les sucede luego de la
vacunación. Uno necesita todas esas cosas. Las cosas que no están allí.
P: Las cosas que no están allí.
R: Sí.
P: Pera evitar cualquier confusión, me gustaría que usted revise, una
vez más, los problemas de enfermedad que las vacunas pueden causar. ¿Qué
enfermedades, cómo sucede esto?
R: Básicamente, estamos hablando de dos resultados potencialmente
dañinos. Uno, la persona contrae la enfermedad contra la cual fue vacunada.
Contrae la enfermedad de la cual se supone que la vacuna lo protege. Porque,
alguna versión de la enfermedad está en la vacuna, para empezar. O dos, no
contrae ESA enfermedad, pero en algún período posterior, desarrolla otra
condición que es causada por la vacuna. Esa condición podría ser el autismo, lo
que se llama autismo, o podría ser alguna otra enfermedad como la meningitis.
Podría convertirse en una persona mentalmente discapacitada.
P: ¿Existe alguna manera de comparar la frecuencia relativa de estos
distintos desenlaces?
R: No. Porque el seguimiento es pobre. Sólo podemos conjeturar. Si uno
pregunta, sobre una población de cien mil niños vacunados contra el sarampión,
cuántos contraen sarampión, y cuántos desarrollan otros problemas debidos a la
vacuna, no hay una respuesta confiable. Esto es lo que estoy diciendo. Las
vacunas son una superstición. Y con las supersticiones, uno no obtiene hechos
que pueda utilizar. Uno obtiene solamente historias, la mayoría de las cuales
están destinadas a reforzar la superstición. Pero, sobre la base de muchas
campañas de vacunación, uno puede armar una narrativa que revela algunas cosas
muy perturbadoras. La gente ha sido dañada. El daño es real, y puede ser
profundo y puede significar la muerte. El daño NO está limitado a algunos pocos
casos, como se nos ha hecho creer. En los Estados Unidos, hay grupos de madres
que están atestiguando acerca del autismo y las vacunas de la infancia. Están
saliendo afuera y poniéndose de pié en las asambleas. Están tratando
esencialmente de llenar la brecha creada por los investigadores y los médicos
que le dan la espalda a toda la cuestión.
P: Permítame que le pregunte esto. Si uno tomase un niño por ejemplo, en
Boston, y criase a ese niño con buena alimentación nutritiva y le hiciera hacer
ejercicio todos los días y fuese amado por sus padres, y no se le suministrase
la vacuna antisarampionosa, ¿cuál sería su estado de salud comparado con el
niño Standard de Boston que come mal y ve cinco horas de TV por día y recibe la
vacuna antisarampionosa?
R: Por supuesto que hay muchos factores implicados, pero yo apostaría
por el mejor estado de salud del primer niño. Si tiene sarampión, si lo tiene a
los nueve años, las chancees son que será mucho más leve que el sarampión que
podría contraer el segundo niño. Yo apostaría al primer niño en todo momento.
P: ¿Cuánto tiempo trabajó usted con vacunas?
R: Un largo tiempo. Más de diez años.
P: ¿Mirando hacia atrás ahora: puede usted recordar alguna buena razón
para decir que las vacunas son exitosas?
R: No, no puedo. Si tuviera un hijo ahora, lo último que permitiría es
la vacunación. Me mudaría de Estado si tuviese que hacerlo. Cambiaría de
apellido familiar. Desaparecería. Con mi familia, no digo que tendría que
llegar a este extremo. Hay formas de hacer a un lado el sistema con gracia, si
uno sabe cómo actuar. Hay exenciones que uno puede declarar, en cada Estado,
basadas en criterios religiosos y/o filosóficos. Pero si la presión se hiciese
intolerable, me iría.
P: Y sin embargo hay niños por todas partes que reciben las vacunas y
parecen estar saludables.
R: La palabra operativa es “parecen”. ¿Qué hay de los niños que no
pueden concentrarse en sus estudios? ¿Qué hay de los niños que tienen ataques
de rabieta de vez en cuando?
¿Qué hay de los niños que no están en la plena posesión de sus facultades
mentales? Sé que hay muchas causas para estas cosas, pero las vacunas son una
causa, yo no correría el riesgo. Y, francamente, no veo razón alguna para
permitir que el Gobierno tenga la última palabra. La medicina gubernamental es,
en base a mi experiencia, muy a menudo, una contradicción de términos. Uno
recibe lo uno o lo otro, pero no ambos a la par.
P: De modo que llegamos al campo de juegos nivelado.
R: Sí. Permítase a aquellos que quieren la vacuna que la reciban.
Permítase a los disidentes que las declinen. Pero, como dije antes, no hay
campo de juego nivelado si el campo está entretejido de mentiras. Y cuando los
bebés están implicados, uno tiene a los padres que toman todas las decisiones.
Esos padres necesitan una fuerte dosis de verdad. ¿Qué hay acerca del niño del
cual hablé que murió por la inyección de la DPT ? ¿Sobre la base de qué
información actuaron sus padres? Les puedo decir que estaba pesadamente
sesgada. No era información real.
P: La gente de relaciones públicas médica, junto con la prensa, espantan
a los padres con calamitosos escenarios de qué podría suceder si sus niños no
son vacunados.
R: Hacen que el rehusar la vacuna parezca un crimen. Lo equiparan con
ser malos padres. Uno combate esto con mejor información. Siempre es un desafío
enfrentar a las autoridades. Y sólo uno puede decidir si hacerlo o no. Es
responsabilidad de cada persona tomar una decisión. Al “cártel” médico le gusta
esa apuesta. Apuesta a que el temor ganará.
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El Dr. Mark Randall es el seudónimo de un investigador de vacunas
que trabajó por muchos años en los laboratorios de importantes compañías
farmacéuticas y en los Institutos Nacionales de la Salud del gobierno de los
Estados Unidos. Mark se retiró durante la pasada década. Dice que estaba
“disgustado con lo que descubrió acerca de las vacunas”.
Como ustedes saben, desde que comenzó la era de no más noticias falsas, he
estado lanzando un ataque contra afirmaciones no-científicas y peligrosas
acerca de la seguridad y efectividad de las vacuna.
Mark ha sido una de mis fuentes.
El es un poco reticente para hablar en público, incluso bajo la cobertura
del anonimato, pero con la presión actual para hacer obligatorias las vacunas –
con penalidades tales como la cuarentena acechando en las alas – ha decidido
romper el silencio.
El vive en retiro confortablemente, pero como muchas de mis fuentes de
larga data, ha desarrollado una conciencia acerca de su trabajo anterior. Mark
está bien consciente acerca del alcance del “cártel” médico y sus objetivos de
despoblamiento, control mental, y debilitamiento general de las poblaciones.