jueves, 25 de febrero de 2021

ARTE

 Inicio esta nota a partir de una película que me recomendaron ver y el disgusto que me provocó. La película en cuestión es “La familia Fang” del año 2015 y lo primero que tendría que decir es que ya la había visto. Y que me había provocado el mismo disgusto que ahora, y fácilmente la olvidé. Tal vez ahora me encuentre más receptivo para poder analizar todo lo que esconde, cosa que en un primer momento obviamente no hice. De todas maneras, a pesar de tratarse de una ficción, tiene puntos interesantes, y que tienen que ver mucho con la realidad. Sobre todo con la realidad del arte, porque el personaje principal, maravillosamente encarnado por Chistopher Walken, representa a un artista de esos que, actualmente en el mundo del arte, pululan bastante. Un artista de esos que dicen que el arte ha muerto, que la fotografía, la pintura, son arte congelado, que ya no existe. Yo quisiera saber, una persona así, si piensa eso de la fotografía, de la pintura, que no pensará de la poesía. Probablemente que son palabras lindas puestas en verso que no significan nada! Por lo tanto, este artista piensa que su arte debe ser tal que provoque, que haga reaccionar, que revolucione a los receptores de la misma. Lo cual es bastante coherente con lo que debería ser el arte, teniendo en cuenta lo que deberían esperar quienes asistan a cualquier manifestación artística. Pero lo que este señor pretende no es provocar esto en los asistentes a sus manifestaciones, sino realizar las mismas en la cotidianeidad de la gente, donde estos no sean asistentes voluntarios, sino obligados, forzados, lo cual es de ´por si violento, y por otra parte, los actos en sí son bastante lamentables.

Lo primero que se desprende de esta actitud, es que este señor se cree por encima de los demás, lo cual le da derecho a hacer con el común de la gente lo que desee. Si vamos al caso, podría decirse que, en cierta forma, el verdadero artista si se encuentra un poco por encima del común de la gente, dada su capacidad de tener una visión más creativa, más original de las cosas. Pero desde el momento en que esta supuesta superioridad es tomada como real, deja de ser auténtica.

Por otra parte, es también bastante cierto que, muchos de los artistas que sostienen estos principios, pergeñan obras que, en el mejor de los casos, se podría decir que están bastante lejos de poder ser consideradas obras artistas. Pintores que creen que, con unas rayas y algunos colores en un lienzo, están realizando una verdadera obra, o artistas plásticos que ponen un sorete arriba de una mesa y pretenden que eso sea una expresión artística. En fin.

La cuestión es que la historia comienza mostrando las primeras manifestaciones de este señor y su esposa, quienes  casi accidentalmente, comienzan a utilizar a sus hijos pequeños en las mismas, pensando que ellos participan de ellas divertidos, pero que a la vez les provocan mucho daño. Una de las primeras manifestaciones en que los hacen partícipes, es una canción donde se habla de matar a todos los padres. Con el tiempo, los hijos terminan alejándose de estos padres.
Una circunstancia fortuita hace que ya adultos (encarnados por una extraordinaria Nicole Kidman y Jason Bateman) vuelvan a reunirse con los padres, y estos nuevamente pretenden incorporarlos a sus delirios. Una de las escenas claves de la película es cuando estos hijos, ya adultos, un día descubren una serie de dibujos y pinturas. La madre, al ver esto, les confiesa que si, son de ella, que dejó de hacerlos en el momento de seguir a su padre y sus ideas. Y que nunca se los debían mostrar a su padre. Machismo, manipulación y sometimiento en toda la línea. Finalmente, los hijos terminan rebelándose a esa utilización de los padres, y asisten a una última ridícula actuación, donde pretenden repartir unos supuestos bonos gratuitos para un sándwich en un local de comidas rápidas, suponiendo que en el local los rechazarían por falsos, y al acumularse una cierta cantidad de gente rechazada, provocar una turba que tomara por asalto el local. Pero para su sorpresa, en el local aceptan alegremente los falsos cupones, repartiendo a cada uno de los reclamantes su sándwich.
 Luego de esto los hijos definitivamente se niegan a seguir participando de estas acciones, y los padres desaparecen.  Por lo cual se crean una serie de intrigas y de búsquedas, hasta que finalmente los encuentran, en lo que para los padres es un último acto de todas sus farsas, y se produce el enfrentamiento final. Y los hijos reniegan definitivamente de esos padres abusivos.

En definitiva, aunque es bastante disgustante la historia, plantea algunos interrogantes. Porque en definitiva, los hijos terminan “matando” a esos padres. Si con esto se pretende dejar el mensaje de validar esos actos violentos, y provocadores de dolor, como verdaderos hechos artísticos, reniego de esto. El arte debe ser esclarecedor, provocador, pero a través de otros medios. Recurrir a estos métodos, creo que implica la incapacidad de hacerlo con otros más auténticos. Como por ejemplo. Aquellos poetas modernos que reniegan de todas las formas clásicas, que se burlan, por ejemplo, del soneto. Que demuestren primero que son capaces de escribir uno, a ver si aprenden algo en ese proceso. Y después sí, que renieguen de todo y escriban como les parezca. O a esos pintores que pergeñan garabatos, a ver si son capaces de pintar un rostro como lo hacían los antiguos, o trabajar la luz y sombra como lo hacían ellos (como le ocurrió a un amigo de mi juventud, que para ingresar a la escuela de bellas artes le pidieron un dibujo donde trabajara esto, y como tenía gran talento y medios, se compró varios libros sobre el tema, trabajó, y cuando llevó su dibujo, la profesora no le podía creer que nunca lo había hecho antes). Y recién después, que pinten como quieran, y lo que quieran.
 Ahora parece que se nos ha ido el poeta Lawrence Ferlinghieti, y lo primero que a mí se me viene a la mente es que, tanto él, como Kerouac, y todos esos, antes que poetas, o artistas, eran cultores de las drogas, y los alucinógenos. O sea, pretender que el arte sea un medio de trascender lo humano, no me parece aceptable. El arte debe ser un medio para enaltecer lo humano, no para trascenderlo. Como si se pretendiera negarlo.