sábado, 17 de agosto de 2019

LO INASIBLE DEL ARTE



Mi primer encuentro con el cine de Ingmar Bergman no pudo haber sido peor. Fue en 1975, cuando se vio acá “Escenas de la vida conyugal”. Con 15 años y, aunque ya había empezado hace rato a ver cine serio (las toneladas de wensters spaghetti y policiales baratos fueron un precalentamiento), me emboló tanto que salí puteando en arameo antiguo!  Por años no quise saber nada de ir a ver otra suya! Al final cedí, mi paladar ya estaba un poco más aguzado, y me encantaron varias posteriores. Pero el salto fue cuando se cumplieron 30 años como director. La sala Leopoldo Lugones del San Martin programó un ciclo de 30 de sus películas. Habré visto unas 20 allí. Cuando terminó el ciclo, me dije: “Tendría que volver a ver todo el buen cine que vi. Este tipo es un genio.” Me cambió absolutamente la manera de ver cine.

Pero lo gracioso es que, trabajando en ese entonces en un local de la estación de subte Tribunales, en el puesto de al lado trabajaba una pareja que también iba a verlas. Casi nunca coincidíamos en los días, entonces, un día llegaba yo y les decía: “No sabes la que dieron ayer!”. Otro día llegaban ellos y: “Ah, la que vimos ayer es de las mejores!” y así. Lo curioso del caso es quela Lugones preparaba excelentes programas sobre sus películas, y en este caso estaba armado con comentarios del propio Bergman sobre sus películas. Y resulta que ibas a ver una que según él había hecho por contrato con la compañía, y para vos, había sido mejor que la anterior que había hecho por decisión suya! Y así varias veces.
El arte, el verdadero arte, es inasible. Cada uno puede tener su propia visión y apreciación. Ni el propio autor puede asegurar fehacientemente que esta obra suya es mejor que la otra. Pero el verdadero arte perdura. Dicen que sobre gustos no hay nada escrito, y es relativamente cierto. Alguien puede decir que no le gusta el cine de Bergman, pero no que es una porquería. Será una porquería para aquel que no está capacitado para apreciar artísticamente una obra, pero esa opinión será válida sólo para él , aquel que tenga un cierto criterio ni la tendrá en cuenta. Obviamente, después puede ver la obra y coincidir que no le gusta, pero seguramente no dirá que es una porquería.

El arte es inasible. Pero no es para todos.

jueves, 15 de agosto de 2019

El llanero solitario


Hoy voy a contar la historia de alguien que se convirtió poco menos que en un prócer aquí en la localidad, y la cuento casi de primera mano, porque yo cubrí casi todas sus actividades para difundir por la radio. En los años ’80, Popy Paolini, quien en Buenos Aires había estado vinculado con el Patín Artístico, comenzó una actividad que seguramente ni él mismo imaginó que llegaría hasta donde llegó. Con su hijo adolescente, que seguramente escuchando al padre contar anécdotas de hockey sobre patines (en los clubes, Patín Artístico y Hockey son una misma subcomisión) se entusiasmó, juntó a sus amigos en la casa, y armando palos de hockey con palos de escoba y una maderita atada en el extremo, comenzaron a jugar hockey en el patio de su casa, un lugar de cemento de 10 metros x 10. Pasó un tiempo y los chicos se entusiasmaron. Entonces Popy, que seguía en contacto con la gente del hockey, pactó un partido en Avellaneda con el club Racing, campeón de la categoría cadetes en los últimos tres años anteriores. Fueron… y los chicos de Popy le ganaron al campeón!!!!! Muchos años después, Popy todavía seguía cargando al presidente de la comisión por esa derrota!!!!! Claro, los chicos estaban cada vez más entusiasmados, entonces Popy fue a hablar con uno de los clubes de acá, y le dieron el espacio que entonces se utilizaba apenas como cancha de básquet. Con el tiempo, allí se fue armando la escuelita de hockey, y cada vez sumando más chicos, juveniles, cadetes e infantiles.  Cuando ya había equipos formados en varias de las categorías, se empezó a competir, primero algunos amistosos con equipos de Mar del Plata, después en el propio campeonato marplatense. Los domingos, cuando generalmente se jugaban los partidos, partíamos a la mañana en micro (que proporcionaba la municipalidad) hacia allá, y yo los acompañaba siempre para traer la información a la radio, al otro día ya que la vuelta era por la noche tarde. Claro que mientras tanto, en las casas de los chicos que jugaban, se había creado cierto clima de resquemor hacia Popy, ya que los chicos estaban todo el día hablando de que “pero Popy dijo” y “Popy esto y Popy aquello”. El, con toda calma y serenidad, fue hablando con todos los padres, y poco a poco se los fue ganando a todos, al punto que cuando el club, por problemas internos, dejó de apoyar tanto  la actividad, se formó una subcomisión de padres que se encargaba de recaudar los fondos para solventar la actividad, viajes, equipos, etc. Además de que muchos viajaban con el equipo para hacer de hinchada.  Otro año, se decidió ir a participar del campeonato de la Federación Porteña. Nunca voy a olvidar un partido en el club Velez Sarfield. El resultado final en los juveniles fue 3-2, no estoy seguro si ganaron o perdieron, no importa tanto, pero si escuchar algunos viejos asistentes del club diciendo “hace años que no veo un  mejor partido de hockey”.  Otro año, con los contactos de Popy, se le otorgó a San Clemente la organización del Campeonato Argentino de Hockey, donde vinieron equipos de San Juan (cuna del hockey en el país) Mendoza y varias provincias más. Una semana entera a puro hockey, inolvidable! Al poco tiempo, yo me fui de acá y perdí todo lo que siguió después. En el  año 2003 volví, y ya el hockey no existía. Un poco después me entero que Sergio Scachi, profesor de educación física y que debe haber empezado como infantil con Popy, había comenzado de vuelta con una escuelita.
Claro, había llegado también la modernidad, internet y esas cosas. Popy tenía también su perfil en Facebook. La primera vez que vi una publicación suya, me asombré. Tenía tantas, pero tantas faltas de ortografía, que la única conclusión posible es que ese hombre, probablemente no hubiera pasado de cuarto, quinto grado de la escuela primaria! Y sin embargo, había sido el mentor de una actividad increíble, había sido guía y cultor de buena parte de la educación y ejemplo de tantos y tantos chicos! Y hoy seguía apoyando la actividad emprendida por su alumno.
(En la foto, a un lado Popy y al otro Sergio)